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Personajes Ilustres de Huehue

Mi abuelo hablaba con pasión y amor de Huehuetenango, su pueblo. Describía lugares, personas y tradiciones con tanta devoción y melancolía, que yo crecí sintiéndome cercana a aquel departamento que sirvió de musa a poetas y músicos. Crecí añorando la mielita, la Pasión de Cristo en vivo, el frío de Los Cuchumatanes y el arte de la Iglesia de Chiantla. En mi mente pasaban, como imágenes de una película en blanco y negro, las calles y lugares concurridos de aquel soñado lugar; las noches de estreno en el Cine Lilí, el mercado de Minerva, el Parque Central con la música enamorando a sus habitantes; y personajes como Sergito, la Chatía y José Azzari vivieron en mi mente por mucho tiempo.

Mi abuelito falleció y aquellas narraciones de Huehue quedaron en el olvido, hasta hace más de un año que por cuestiones del destino conocí a don Franco y él trajo de nuevo a mis recuerdos aquel lugar de ensueño por el cual don Jorge Luis Ovalle Recinos suspiraba; y ahí entendí por qué la melancolía de querer regresar al lugar que lo vio nacer.

Ha sido un honor para mí editar y publicar las dos obras de este admirable ser humano, político, empresario, autor y ciudadano huehueteco; pero más honor me hace al pedirme escribir estas palabras para adelantarle a usted, querido lector, el contenido de las páginas de este nuevo libro, Personajes Ilustres de Huehue.

Este ha sido una galería que don Franco con esmero, paciencia y mucha investigación, ha recopilado para que aquellas personas que sobresalieron, queden inmortales en esta obra. Individuos que trajeron honra, prestigio y orgullo al pueblo de Huehuetenango; y que ahora merecen ser conocidos y validados por las nuevas generaciones, para que sirvan como ejemplo y aspiración, para continuar trayendo lustre a este admirable departamento.

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Un Viaje en el Tiempo

Mientras Franco recorre las calles de Huehuetenango, las imágenes se van mezclando con aquellas que él veía mientras paseaba en su bicicleta alquilada por don Horacio. Recuerda cuando corría por aquellas banquetas con sus hermanos Iván y Renardo. Ahora, dentro de su carro, acompañado de su hijo Francisco, va observando a través de la ventanilla a los cientos de personas con paso apresurado, sin poder reconocerlas; mientras que hace unos cuantos años atrás, se saludaban de nombre al toparse.

Estas calles, que alguna vez fueron vigiladas por don Pancho, el policía encargado de hacer sonar su gorgorito para tranquilizar al pueblo, ya dejaron de ser lo que fueron; pero Franco nos hace regresar en el tiempo con su novela «Así era mi Huehue, la Antesala del Cielo», y nos va narrando un escenario de encanto, donde vivió muchas aventuras y donde sucedieron historias dignas de ser inmortalizadas en papel.

Este libro es un viaje en el tiempo que hará a los lectores zambullirse en un pasado encantador, placentero y entretenido; conociendo personajes ilustres del pasado huehueteco y con la forma peculiar del autor de contar sus anécdotas, estoy segura que como yo, no despegarán los dedos de esas preciadas páginas llenas de historia.